comur

La pasión por el mar siempre ha sido un símbolo y una marca característica del pueblo portugués. Comur también nació de esta pasión, en una epopeya donde los conocimientos y los sabores seculares son testigo del reencuentro del mar con sus héroes.
La singularidad del mar portugués se funde con el conocimiento de décadas, sellando con alma cada lata de conservas que sale de Comur.

BIENVENIDO!

Origen. Origen. Origen.

Fundada en 1942, en Murtosa, Aveiro, Comur es hoy en día una de las abanderadas de la industria conservera portuguesa. Inicialmente se dedicó a la exportación de anguilas, llevando al mundo el sabor típico de las ferias de la Ría de Aveiro, que solo vendían el producto fresco. Hoy en día Comur produce unas treinta variedades de conservas minuciosamente elaboradas por las hábiles y sabias manos de las más de cien mujeres que transforman los sabores del mar en deliciosos manjares a través de métodos de producción artesanales.

Pasión por el mar

En Comur, el pasado siempre ha sido una fuente de inspiración: nos permite honrar la historia y las conquistas de los navegantes portugueses, creando combinaciones épicas de exultación de sus hazañas por los mares. El mar, que los portugueses un día hicieron suyo, nos da hoy algunos de los mejores sabores del mundo, proporcionando experiencias gastronómicas únicas que han sido posibles gracias a los siglos de conocimiento que aquí se reúnen en torno a una lata.

Freidoras de Murtosa

La abundancia de anguilas en la Ría, incluso antes de la fundación de Comur en 1942, era una importante fuente de ingresos para las familias, por ello las mujeres freían y conservaban las anguilas en escabeche y después las vendían en las ferias locales. En aquel entonces, la Feria de S. Mateus de Viseu era el mayor mercado regional y por eso mismo era el destino obvio para las anguilas de Murtosa. Comur surge precisamente con la intención de organizar esta actividad y las fritadeiras de Murtosa – nombre con el que se conoce a las mujeres de Murtosa, – no solo hicieron perdurar la historia de la industria conservera, sino que también les aportaron un estatuto gourmet. De hecho, Comur es la única conservera portuguesa que ofrece anguilas en escabeche y la tradición se arraigó de tal manera que hoy en día no hay Feria de S. Mateus sin una cena en el puesto de las anguilas.

Alquimia conservera

Y si bien el pescado es de la más alta calidad, la memoria es lo que hace perdurar la verdadera esencia de Comur. Una memoria que habita en las personas que aquí trabajan, y que con la sutileza de su simplicidad guardan en ellas la esencia de la alquimia conservera. Gente con alma portuguesa, cuyas manos ejecutan lo que el corazón les dicta. Gente que llega a la fábrica todos los días, principalmente en bicicleta, como ya lo hacían sus madres y abuelas en el pasado. Se trata de personas para las que el trabajo manual lleva consigo el arte y el peso de las generaciones que se suceden en la ya larga narrativa de Comur. Matilde, la trabajadora que más años lleva en la fábrica, 46 años en la conservera, Adriana y Susana, sus hijas, y Daniela, una de las nietas, son algunas de las muchas mujeres que escriben todos los días las historia de Comur y para las que todo el mundo cabe en una lata.

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